martes, 30 de julio de 2013

QUINCE MOTIVOS POR LOS QUE VALIÓ LA PENA ESTAR EN LSDDLP 2013


Por Carmen Amato

De este encuentro rescato:

1.    La iniciativa de la organizadora Celeste Alba Iris y su equipo de trabajo para convocar poetas a Ciudad Madero y Tampico con el propósito de “intervenir horizontes … con el viento y el tiempo a favor de la poesía”

2.    La oportunidad de conocer a los poetas jóvenes participantes provenientes de diversos estados de la república mexicana.

3.    La oportunidad de conocer la voz y la obra de poetas grandes de Tamaulipas como lo son:  Gloria Gómez Guzmán, Arturo Castillo, Martha Izaguirre, Diana Zamora y Sandra  Ruth Sosa entre otros.

4.    La lectura colectiva de poetas participantes en el Centro Cultural Bicentenario.

5.    El Portal Electrónico con el trabajo de Celeste Alba Iris sobre mujeres poetas cubanas en el nuevo siglo.


6.    La exposición Fotográfica de Gabriela Chávez, “De la noche lo profundo” con textos poéticos de Romina Cazón.


7.    La música de Eli Isaí al presentar la Nueva música del Norte.

8.    El paseo a la Playa de Tampico que aunque breve nos permitió sentir su  brisa y su olor marino.

9.    Rescató la presencia de tres ángeles con alas que permitieron que este encuentro fluyera con más facilidad y alegría:  Lupita, Gracia y Ana Regina.

10. La diversión que afianzó la camaradería entre los asistentes con el Tarot Poético de Lucía Mendoza Cano.



11. El detalle de las botellas con mensajes propuesto por Sandra Ruth Sosa


12. Rescato la conducción de los eventos en las voces de quienes lo hicieron posible, Celeste Alba Iris, Lorena Illoldi, Marisa Avilés, y Jacobo Mina.


13. Y la experiencia de vivir cuatro días en medio de poemas, libros y poetas, en una ciudad que a pesar de la violencia que vive supo recibirnos con los brazos abiertos y mostrar sus dotes de anfitrión hospitalario.





14. Y por supuesto la posibilidad de participar en este Homenaje a Dolores Castro propuesto por los organizadores y la presentación del libro “Soy todo lo que vuela. Poemas de Dolores Castro y fotografía de Carmen Amato”.

15.  Rescato la paz, el amor, la amistad, el arte, y la poesía que vinimos a encontrar en este Encuentro… nos vemos el año que entra.



lunes, 8 de julio de 2013

Los Santos Días de la Poesía. El viaje continuado.


Wulfrano Arturo Luna Ramírez

Este quinto encuentro de poetas, primero al que asisto, ha sido para mí una experiencia tan grata como ilustradora, una ventana al mundo simultáneamente lúgubre y luminoso no sólo de la poesía sino de algunos de sus creadores, compañeros de andanzas, como la entrañable Arminé Arjona decía, hermanos de letras, de risas, de tardes calurosas entre olas y sol, y acompañantes de cantos en la madrugada.
Llegué junto con el amanecer, acompañado de mi muy querido amigo Alejandro Martínez. Un Tampico lleno de lluvia que se deshacía en pequeños alfileres acuosos en precipitada trayectoria nubes abajo. Inspiradora llegada, lo sentí con un abrazo fraterno, bienvenida que una tierra prometida nos ofrecía, dejándonos mojados y cargados de una ilusión expectante.
Nos fuimos directo a conocer el Centro Cultural Bicentenario, escenario donde se daría buena parte del encuentro y de ahí, a saludar al Golfo, en esa parte donde se comienza a hacer norteño, muchos kilómetros arriba de donde yo lo conocía. Tras hacer el primer contacto arribamos al hotel, donde un estruendoso evento nos recordó que estábamos en Tamaulipas, “cuídate mucho, que esas cosas pasan” me decían antes de partir.  Las cuchillas de un poste eléctrico nos habían jugado una broma.
El encuentro comenzó como es debido, con la inauguración de funcionarios, autoridades y poetas, y claro, autoridades poéticas, quienes nos dieron otro afectuoso recibimiento al dejarse escuchar, musicalizados, en un recital magnífico a cargo del Maestro Carlos Acosta. La tarde se hizo noche entre catrinas, ríos verdes y el calor de Ciudad Madero.
Durante el encuentro, conocí a poetas de varias partes, tamaulipecos la mayoría, otros exiliados voluntarios y gozosos que viven profusamente aprovechando las facilidades de las nuevas tecnologías y las pequeñas distancias, como apunto Lorena Illoldi, luchadora de letras, mujer fascinante que me arrancó más de una carcajada, presencia imprescindible; Mary Paz Mosqueda, Martha Izaguirre, Carmen Amato, Magdalena Guerrero, Andrea De León, Elí Loya, Lucía Mendoza, Gabriela Chávez y su sensible lente… , sobra enunciarlos completos, pues todos me dejaron una enseñanza, una ilusión de porvenir, un deseo de seguir vivo.Para todos, mi admiración, respeto y gratitud, su amistad ya es entrañable.
La visita a la Secundaria 19, una de las mejores experiencias, los muchachos tan participativos como nunca he visto, ni siquiera en la Universidad, fiel a los principios de los adictos veracruzanos, los invitamos a leer, y grande como agradable sorpresa fue que se animaran a leer. Caían de entre sus labios palabras y emociones, tupidos como la lluvia afuera del auditorio.
Lo que siguió fue un sembrar de vida, de inspiración y placentero asombro. Creo sinceramente que no fue un encuentro, sino un reencuentro. Grato fue ver de nuevo a Celeste, a Marisol, a Erika, a Ipatzi, e insisto, re-conocer las voces, en palabra, canto y música, de los demás compañeros.
Sea pues que estos Quintos Santos Días de la Poesía sean, la continuación de un viaje, de un sueño, de una realidad, y como dijo el Maestro Acosta, sembramos flores en el mar, y creo que ya están floreciendo.

Gracias a Celeste Alba Iris por la convocatoria y mi reconocimiento por el esfuerzo y la paciencia a ella y a todos quienes lo hicieron posible.

jueves, 4 de julio de 2013

Sin importar la dirección del viento



Por Celeste Alba Iris
E insisto: no hay quinto malo. Como prueba, la reciente edición del encuentro Los Santos Días de la Poesía que esta vez tuvo su sede en Ciudad Madero.
Durante cuatro intensos días se sumaron 32 escritores llegados de 7 estados de la República y de la vecina entidad americana, Texas. Se ofrecieron 2 recitales, 16 lecturas públicas – 4 de ellas en escuelas secundarias-, 1 exposición fotográfica y una sesión de trabajo literario denominada Coloquio Verbigracia.
Hicieron la distancia desde Ciudad Juárez, Querétaro, Tlaxcala, Chihuahua, Distrito Federal, Monterrey, Miacatlán y San Antonio, Texas. Con este motivo se recorrió Tamaulipas desde Nuevo Laredo, Ciudad Victoria, Ciudad Mante y Tampico.
Juntos volvimos a ese tiempo, ese territorio que recién fundamos en 2009 y dejando atrás el carácter intimista de la reunión, nos esforzamos por provocar el hallazgo con el verso.
Junto al artista mantense, Carlos Acosta, planeamos y ofrecimos el primer recital Poetamaulipecos, en el cual Carlos presentó una selección de poemas musicalizados de algunos de nuestros escritores actuales
.
Al día siguiente, durante el Coloquio se revisaron a 16 poetas tamaulipecos nacidos antes de los 70. Así, la propuesta de rescate y divulgación de las letras de nuestra entidad sigue cobrando forma a través de esta actividad. En el Centro de excelencia de la UAT y en Torratos Café Gourmet se reunió una muestra de la poesía del sur del estado a la cual denominamos Vecinos del Mar, con la participación de Sandra Ruth Sosa, Martha Izaguirre, Diana Zamora, Leslie Dolejal, Gloria Gómez Guzmán y Arturo Castillo.
Si hay algo que debería yo agradecer como coordinadora de este encuentro es la confianza que han depositado en mí los compañeros de la palabra, y algunas instituciones. ¿Qué acaso no hay algo más sagrado que un acto de fe? Creer es lo que nos sostiene y nos empuja a hacerlo posible.
Gracias también habré de dar a más de una persona, porque lo he dicho, el puesto no hace voluntades. Gracias a Libertad García porque desde su línea paralela se mantuvo presente, a Hernán Rocha por escuchar con atención, a Arturo Medellín que estuvo dispuesto, a Armando Reina por entenderlo e ir por más, a Antonio Suárez por los traslados y la guía, a Lizzet Pérez por abrir la puerta, a Ana Luisa Verduzco por esas búsquedas, a Martha Izaguirre por cumplir con su presencia a pesar del inminente naufragio, a Diana Zamora por aceptar el doble rol, a Ulises Britto por continuar cerca, a Lucy Nuñez por mantenerse al pendiente, a Filiberto, Lupita y Josefina por las citas escolares, a Gilberto Rivas por la memoria en imágenes, a Seleste Martínez por la buena gana, a Nudia Toscano, Jesús Guerrero y Josué Picazo por su eco permanente.
Mi reconocimiento a Juan Carlos Mata, quien se suponía era el chofer asignado, y aunque en realidad fue quien nos llevó y nos trajo de Victoria a Madero, se convirtió también en un aliado imprescindible para bien llevar las actividades diversas.
Mi cariño para Juan Villela que antes y durante Los Santos Días de la Poesía, supo ser una sombra discreta, una red de soporte, un trabajo sostenido. En este quinto encuentro, él fue pieza clave del engranaje para lograr cada uno de los eventos que dieron cuerpo a nuestro festival poético.
Y si de amigos escribo, ahora menciono a Lorena Illoldi y a Marissa Avilés quienes me ayudaron a mantener cada una de mis piezas en su lugar cuando las presiones diversas las desacomodaban.
Daré las gracias también a Lupita Guerrero, mi asistente quien estuvo al alba; y a otra que me iluminó con su entrega, Marina Alba Gracia, quien a sus trece nuevos y sonrientes años, le sobraba energía para andar y coordinar sueños a mi lado.
Aún sigue sorprendiéndome la taxonomía de las calidades humanas. He aprendido en este quinquenio a admirar a quienes dicen sí y actúan en consecuencia. He aprendido a respetar a quienes dicen no sin interferir el camino. Y de aquellos otros que nunca faltan, esos del sí pero no, no pero sí, su doble cara, múltiple discurso y más que bla bla, guruguru… he aprendido a mantenerme a distancia.

De lo más granado de nuestras letras, de los que se han quedado a escribir desde aquí, quienes han hecho la literatura tamaulipeca en estos años sin importar la dirección del viento, los entusiastas estuvieron ahí del 20 al 23 de junio en Ciudad Madero. Nunca tenemos la certeza de un próximo encuentro pero este valió la pena.

viernes, 28 de junio de 2013

Estela sobre el agua. Memorias de Los Santos Días 2013.


Por Carlos Acosta.

1
Son las cinco de la tarde. Estoy sentado en una banca de la plaza Felipe Carrillo Puerto, en Ciudad Madero, al sur de Tamaulipas. El día es nublado. Esta semana ha llovido como si por estos lugares nunca hubiera caído agua del cielo. En otra banca, una pareja de novios no pierde el tiempo. Más allá, tres viejos, adivino, jubilados, ríen con desparpajo. Me pongo de pie, camino lento por la banqueta, llego a la otra esquina. Miro a ningún lado, lejos, cerca, al cielo, a las ramas de los árboles. El aire de agua me impregna la nariz. En unos minutos más, cantaré ante la gente. Hace más de diez años que no lo hago. Antes, cantaba a la menor provocación; lo hice en calles, plazas, cárceles, centros universitarios, teatros cerrados y al aire libre; en estudios de radio, televisión, en autobuses urbanos. No es que gozara de fama como cantante –nunca lo fui, no lo seré– pero en aquellos días, apenas alguien me decía, hola, y ya le estaba cantando su canción. Era algo, casi instintivo, lo reconozco, pero no soy culpable del todo. Con los años supe una historia que todavía hoy me conmueve: mi madre, que ahora anda por los ochenta y cinco, y aun toca la guitarra, cuando tenía siete años de edad, se paraba en la banca, afuera de la tienda de abarrotes de mis abuelos, y gritaba a quienes por la calle pasaran: hey!, deténganse ahí… les voy a cantar una canción! Son las cinco y media de la tarde. Estoy sentado en una banca de la plaza. A pesar de la adrenalina, que en estos momentos circula en cantidades alucinantes por mi sangre, sonrío cuando digo en voz baja: la genética no falla.

2
Ahí están los compañeros poetas y algunos invitados formales; otros que son casuales y quienes no podían faltar: los entrañables. Estamos en la inauguración del Encuentro de Escritores Los Santos días de la Poesía, versión 2013, en el Centro Cultural Bicentenario. Ya se dijeron las palabras oficiales por parte de funcionarios de cultura locales y organizadores.


Acuno la guitarra y digo: buenas tardes, Yo soy un hombre de tantos/ perdido en la muchedumbre/ llevo en el pecho una lumbre/ que sólo ven unos cuantos/ entre amarguras y cantos/ voy forjando mi presente/ Quisiera ser diferente/ pero me gana el destino/ Así que a solas camino/ extraviado entre la gente… Termino la décima y enseguida me pongo a cantar. Esta vez traigo poemas de amigos, a los cuales he puesto en música. Canto a Marisol Vera, Arturo Castillo Alva, Jesús Polanco, Águeda Andrade, Celeste Alba Iris, Marisa Avilés, Roberto Villarreal, Carmen Quiroga. También incluyo El hombre de los abrazos y Árboles, ambas mías. Termino el recital y me sorprende la respuesta del público. Y digo que me sorprende, porque esto de cantar a mis amigos lo he venido haciendo hace –justamente– veintitrés años. Empecé con los poetas de mi ciudad, grabamos un casete (de aquellos tiempos) que luego se convirtió en CD. Con el paso del tiempo, a medida que los fui conociendo, lo hice con varios tamaulipecos, incluso, a veces, sin que ellos lo supieran. Y ahora los aplausos –aves invisibles– vuelan sobre mi cabeza, rozan el rizado cabello y, a pesar de que puertas y ventanas, son casi herméticas, escapan por entre las rendijas, salen a la calle, se deshacen al viento.


3
Al día siguiente, mientras desayuno, veo venir a Marisol. Olvido la comida. Me pongo de pie impulsado por el resorte de la alegría y voy a su encuentro. Nos saludamos con abrazo fuerte y apacible. Nos decimos dos o tres palabras, ninguna. Nos miramos con el júbilo como sólo pueden verse los amigos. Más tarde, en la jornada de trabajo, celebramos el Coloquio Verbigracia. Cada uno de nosotros hemos escrito un Ensayo sobre un escritor tamaulipeco, de preferencia poeta, nacido antes del año setenta, del siglo pasado, por supuesto, y leemos un resumen de dicho trabajo. Se lee a cerca de Francisco de P. Arreola, Gastón Alejandro Martínez, Juan José Amador, José Arrese, Jacobo Mina. Yo escribí sobre vida y obra de Carlos R. Fantini, poeta por definición de la ciudad en donde vivo: El Mante. Entre otras cosas, dicen esas letras, que tengo la impresión de que la ciudad le debe a Don Carlos, no sólo el reconocimiento público de sociedad y autoridades, sino la publicación completa de su obra literaria, que por cierto está inspirada, en su mayoría, por el amor que le tiene a esta ciudad en la que él nació y donde ha pasado su vida. Marisol Vera, de Ciudad Madero, y José Olvera, de Nuevo Laredo, reseñan algo de mis letras. No sé qué actitud tomar. Me cohíben sus comentarios. Encuentran en los textos, expresiones y metáforas para mí desconocidas. Ven más allá de lo que vi en el momento de escribirlos. Soy gratitud en silencio. Así es esto, divago. Sin embargo, la última palabra, a cerca de mis letras, la tendrá el tiempo. Y para entonces ya no estaré aquí… ya no estaré, quiero decir a José y a Marisol, pero no me animo.
Al mismo tiempo, los escritores que vienen de otros estados del país, se van a desarrollar el plan Interviniendo Horizontes. Van escuelas secundarias, con su palabra y su poesía, Alejandro Ipatzi, Arminé Arjona, Lucía Mendoza, Mary Paz Mosqueda, Magdalena Guerrero, Romina Cazón, Carmen Amato, Elí Isaí, Natividad Garza Leal, Gabriela Chávez, Andrea García de León.


4
Ese día conozco a Alejandro Ipatzi. Él viene de Tlaxcala. Y así, nomás porque estamos sentados uno cerca del otro, me obsequia una y otras postales de Totolac, el lugar donde reside: una es del templo edificado en los últimos años del siglo XVII; otra, de un mural cuyo título es Pan de fiesta, que representa costumbres e historia de San Juan Totolac; y otra más, que es obra del propio Alejandro, de título Juguete olvidado, donde aparece una imagen que sugiere un títere deforme con los hilos que lo mueven y que lleva cuatro versos escritos en la parte inferior, a la izquierda, que a la letra dicen: Eras sólo una niña/ que se olvidó un beso en mi boca/ y me pasé los años/ tratando de devolvérselo a tu recuerdo. Al segundo día hicimos un trueque de libros, él me dio Sol y quebranto, de José Pérez Márquez y yo le entregué mi Zarzo de los Pemoles.
Por la tarde escuchamos la lectura Vecinos del mar, donde leen Martha Izaguirre, Diana Zamora, Sandra Ruth Sosa, Leslie Dolejal. A mediodía, Martha, me había regalado su libro No mires el reloj. Unos minutos antes de que subieran al escenario, crucé algunas palabras con ella. Lee el prólogo, sugerí ¿Te gustó? Sí, es muy ingenioso. Ya en uso del micrófono, lo hizo. Qué más pedir.


5
 Más nochecita me acerqué con Arminé Arjona. Quiero conversar contigo, dije, sin decir agua va. Yo igual, o algo así, contestó. Arminé es ella, sólo es ella. Única. Anda siempre con la palabra lúcida en los labios. Dice que es una diva-gada, demente abierta, una mujer mara-biliosa. Alguien preguntó, dónde hay una fonda, y enseguida me pregunta Arminé: ¿tú, ya tocaste fonda?
Por la noche, la gente de Nuevo Laredo invita a su cuarto, se corre la voz, díganle a Acosta que lleve la guitarra. Ahí escucho cantar a Elí Isaí. Trae entre manos algo que nombra Nueva Canción del Norte. Él viene de Chihuahua. Canciones tradicionales del norte, canciones propias con un sesgo norteño dos-mil-trecero, alternativas unas, cáusticas otras, las más, ingeniosas. Aunque también, a solicitud de nosotros, canta Esto no es una elegía, de Silvio, o Nube negra, de Sabina. Al día siguiente, luego de la lectura que hacen Arturo Castillo Alva y Gloria Gómez Guzmán, en Torratos Café Gourmet, Elí hará su recital. Sonará muy bien. 


En la noche de la habitación neolaredense, cuando empecé a cantar Todo cambia, Arminé se me unió y a los pocos versos dejé que ella se bebiera, sola, toda la canción. Cómo explicarlo: para mí entraña una especie de felicidad secreta cuando acompaño con la guitarra a alguien que canta una de las canciones de todos mis años con la devoción como lo hacía mi compañera poeta. Y ahí supe que sí, que Arminé y yo seríamos buenos amigos. Lo sé. Estas letras, dan fe de ello. Al día siguiente me entero que, además de poeta lúcida, es dibujante. Me regala una de sus ilustraciones, un gorila  en tonos ocres y cafés cuyo título es Lula. En la parte posterior viene una dedicatoria: tocada por ti, por tu canto generoso, profundamente humano. Yo le regalo la Antología de Colectivo3, esa narrativa que escribimos mis amigos mantenses  y yo hace algunos años. Ay Arminé, esta es una amistad que empieza. Ojalá.

6

El sábado por la mañana iniciamos con Homenaje a Dolores Castro, con la presentación del libro Soy todo lo que vuela, a cargo de Carmen Amato. Un libro con fotografía de Carmen y textos de Dolores. Un ejemplar bello desde su concepción como libro-objeto, además, desde luego, del trabajo fotográfico y literario. Me traje uno. Algo me dice que lo disfrutaré.
Luego Celeste Alba Iris, quien es la coordinadora general del Encuentro, presenta el portal electrónico Las Isla de tus ojos, Mujeres de la poesía cubana en el siglo nuevo, producto de su estancia artística reciente en la isla del Caribe. Es el primer portal, el único hasta hoy, de literatura cubana escrita por mujeres. Debo escribir, quiero escribir, que entre Celeste y yo hay una amistad de veinte años. Con aproximaciones y alejamientos, pero nos hemos conservado. Y me parece que eso no es poco decir. Ambos éramos jóvenes, ella más que yo desde luego. La amistad, esa cadena hecha con eslabones de hierro; esa cadena hecha con eslabones de nube. Pero ahí vamos. Y otra vez me inunda el título de esta columna: del quizás al ojalá. Aunque, claro, prefiero el ojalá.


7
Mujeres de la poesía, es la siguiente sesión. Ahí están Lorena Illoldi, la indomable Princesa Quetzal, por esta vez un tanto lastimada; Erika Said, a quien por fin pude entregarle mi Zarzo de Pemoles; Andrea García de León, con quien, luego de su lectura, hice un trueque: me dio su libro El Viaje de la Efigie y yo le entregué mi Décimas. Romina cazón, de quien me traje su libro Artefatuo, ediciones El Humo. También ahí estuvo Arminé.
Disfrutamos luego de la Exposición Fotográfica de Gabriela Chávez, presentada con apoyo de Romina, con un estilo muy a lo radiofónico, bien coordinadas, sintonizando la misma frecuencia no sólo literaria, sino emocional. Fotografías en blanco y negro de varias ciudades del país, donde sombra y luz habitan como hidrógeno y oxígeno en el agua. Bah, qué cosas escribo, pero eso me pareció. Y como a nadie falto, aquí lo dejo.


Luego vino el Tarot Poético, a cargo de Lucía Mendoza Cano. Yo la había abordado el día anterior porque me despertaba curiosidad el título de su participación. No me adelantó gran cosa. Supe que es de Chihuahua y que trae un libro, Larvario, de narrativa, premio estatal, publicado en dos mil cinco. Se sentó Lucía y en la mesita circular puso la baraja. Cada uno pasamos a escoger, al azar, nuestra carta. Yo fui el segundo en hacerlo. Tomé el rey de bastos y ella leyó en voz alta, por micrófono, mi destino, que venía inscrito en la parte posterior del naipe: Se secará tu voz y serás invisible. La tierra seguirá girando sobre su órbita precisa. En vano buscas ojo enloquecido: Vicente Huidobro. Permanecí tres segundos, tres siglos, tres edades ciegas, frente a Lucía. Primero triste, luego arrobado, después sonámbulo. Y así con pasos tambaleantes regresé a mi silla. A la mañana siguiente hice un trueque con la lectora del tarot poético: ella me dio su libro de cuentos Larvario, yo le entregué ese manojo de sueños que lleva por título Espiral de luz.   
Después llegó De Viva Voz, poesía de José Olvera, Mary Paz Mosqueda, Neftalí Gómez, Roberto Valenzuela, Karla Juárez, Anita Silva, conducido por Jacobo Mina.   



8
Todos queríamos ir al mar. Bueno, quizá no todos, pero uno usa esa expresión cuando el deseo lo rebasa. Contábamos con poco menos de una hora, nada más. Y aun así, fuimos. La mayoría anduvieron descalzos por la playa, sólo mojándose los pies; alguien, Arminé entre otros, se animó y fue mar adentro. Sandra Ruth, Celeste y yo caminamos por la escollera; nos sentamos en una de las piedras mientras charlábamos; vimos pasar un barco enorme, lento, flotando en el oleaje rumbo al muelle. Me pareció una visión. Cierto, esto sucede todos los días en este lugar, pero yo nunca había visto tan de cerca un barco de ese tamaño pasar apenas a unos metros de mis ojos. Quise pensar algo, hacer una analogía con el transitar en la vida, por ejemplo, pero el asombro no lo permitió. Sandra Ruth y Celeste seguían con la charla como si nada fuera de lo común sucediera. Y así fue en efecto: nada extraordinario pareció suceder, porque en apenas dos minutos ya el barco se había ido y sólo quedaba su gran estela sobre el agua. Así pasa y se va la vida, como el barco, al fin pude imaginar; la estela son los recuerdos, que luego también se borran.

9
En Torratos Café Gourmet, celebramos la lectura de Gloria Gómez Guzmán y Arturo Castillo Alva, dos de las voces más representativas en la literatura actual de Tamaulipas. Yo estaba sentado con Olivia; en la mesa contigua se hallaba Marisol, a quien en esos momentos le había entregado mi libro con esta dedicatoria: de uno, para otra Pemol. Primero leyó Arturo, después Gloria. Nosotros, quiero decir, los escuchas, nos emocionamos al tope y al final, un mar de aplausos –veníamos del mar– llevó sus olas hasta el café. En la sesión de preguntas y respuestas, alguien sugirió que Arturo leyera algo más. Y ahí fue cuando sucedió lo que no debo contar. No lo escribas, siempre es lo mismo, dice mi autocrítica fiera. Pido y no pido perdón, por hacerlo, pero a fin de cuentas así sucedió: cuando Arturo empezó a leer su último poema: Señoras y señores/ estimado y finos amigos que esta noche me han invitado a leer mis memorias/ esperando que les hable de un hombre feliz/… entonces ya no pude más, ¡por qué carajos soy como soy!, pensé como tantas otras veces, al momento en que ponía la frente sobre mis brazos cruzados en la mesa, y quedaba mirando al piso, ¡por qué carajos!, y empecé a llorar; a medida que Arturo seguía y seguía diciendo sus palabras, las insubordinadas lágrimas caían como gotas locas de la cara al piso. Sentí la mano de Olivia en la espalda; Marisol se percató, lo supe porque de pronto estaba ahí y me pasaba el brazo por encima de los hombros. Ninguno dijimos palabra una. Terminó de leer mi amigo. Ahora el aplauso fue unánime, o al menos así me pareció. Vino a la mesa, algo comentó con Olivia y luego me vio los ojos húmedos. Me acerqué, mudo, y le di un abrazo fuerte y largo. Si quieres, ve a la casa y nos tomamos unas cervezas, dijo. Para salir, o para intentar salir, del abismo, recordé las palabras de un amigo hace años: quien no llora padece de miseria espiritual…



10
Ahora estoy aquí, en la sala de casa de Arturo y Olivia, Hemos tomado algunas cervezas. Acuno la guitarra en las piernas. Canto algunas canciones que mi padre cantaba cuando fui niño y para mi sorpresa, entusiasman de manera especial a Castillo Alva. Luego charlamos. Vuelvo a cantar. Divagamos. Olivia se retira a dormir temprano. Nosotros seguimos. Mi amigo está contento, casi podría decir, feliz. Le hablo de mi hermano Miguel Ángel, quien murió muy joven, de su sueño de un país justo, de su filiación política, de la vez que le dijera uno de sus detractores: tú, cabrón, siendo comunista, por tus actitudes para con los que te rodean, estás más cerca de Dios que muchos de nosotros. Me hubiera gustado conocer a tu hermano, dice Arturo. Luego él me cuenta de su padre: le gustaba andar bien arreglado, era guapo; me habla de la calle donde él creció, Tula esquina con Morena. Y viene a mi mente un pasaje que alguna vez leí en uno de sus libros: Caminar luego las calles que aparecían diferentes bajo la luz de los faroles encendiéndose despacio y los profundos ramajes de buganvilias que saltaban las tapias y se hundían en la noche. Es apenas un pequeño fragmento y ahora que lo escribo, busco el libro. Al abrirlo se deshoja, tiene muchas hojas despegadas: corroboro el texto y pienso en lo deshojado de mis días, de nuestros días Arturo, lo deshojado de los versos que alguna vez. ¡No te pongas así Carletto!, grita con cierto dejo de alegría mi amigo. Ya son las tres y media, casi la madrugada. Arturo y yo nunca hemos platicado de literatura, jamás sesudas disertaciones, y sin embargo, él es el poeta de quien más he aprendido –si es que algo he aprendido– a cerca de ese universo inextricable que es el poema. Y pienso que estos renglones son un buen lugar para celebrarlo.

11
Y aquí vuelvo ya. Regreso temprano. No me quedé a la ceremonia de Clausura. Me despedí de la mayoría, al menos eso creo. Dije a Celeste que viajaría por la mañana; nos despedimos, no con tristeza, sino con algo parecido a la armonía interior, ¿alguien podría creerlo?, ¿yo, armonía interior? –y tu nieve, de qué la quieres– pero ya lo escribí y así se queda; nos dimos un breve hasta luego, breve y largo hasta pronto, nada más. Vengo en autobús. Asiento número veintitrés. Pasa el paisaje con una rapidez lenta, quizás como pasa la vida. Aunque a veces creo que pasa con la velocidad como lo hace el paisaje por la ventanilla del avión cuando aterriza, o como el enorme barco que vi ayer entrando al muelle. Duermo un buen tramo de carretera. Despierto casi a las diez de la mañana. A esta hora, pienso, estarán clausurando jubilosos. Y sonrío apenas. Ya casi llego. Muchas imágenes de los recientes, santos, días pasan por mi cabeza. Recuerdo lo más que puedo recordar, recuerdo la dedicatoria de Lucía en su libro: Carlos, si yo no conociera el mar, me lo hubieras enseñado en tu guitarra. El autobús se detiene. He vuelto a casa.  


Junio 28 de 2013.

lunes, 24 de junio de 2013

Quinto Encuentro de Escritores Los santos días de la Poesía 2013

Inauguración

En punto de las 18:00 horas del pasado jueves 20 de junio, asistí al  Centro Cultural Bicentenario de Ciudad Madero. Tamaulipas, que abrió sus puertas para recibir a el V Encuentro de escritores (Los santos días de la  Poesía  2013), poetas asistentes provenientes de Chihuahua, Nuevo Laredo, Tlaxcala, Ciudad Juárez, D. F. Coahuila y Ciudad Victoria, se dieron cita en esta sede, para llevar a cabo este evento.,
Con la bienvenida por parte de la poeta Marisa Avilés y la presencia de autoridades del gobierno local se inauguraron las actividades de este encuentro el cual finalizó  el domingo 23 de junio.
Así con el  recital de apertura “Poetamaulipecos” a cargo de Carlos Acosta, (poeta de Ciudad Mante quien musicaliza obras poéticas  de autores como, Celeste Alba, Marisol Vera, entre otros) se dio inicio a este encuentro.

Compartiendo algunas de las anécdotas que dieron origen a la musicalización de las letras y al amparo de su guitarra interpretó  sus composiciones en una velada lírica y emotiva.
Viernes 21 de junio, en el Centro Cultural Bicentenario se llevó a cabo el Coloquio Verbigracia ,en tanto como parte de las actividades del encuentro, se realizaron visitas simultáneas a las Escuelas Secundarias: Melchor Ocampo, Valentín Gómez Farias,20 de Noviembre y Natividad Garza Leal, con la participación de un grupo de poetas de Coahuila, Querétaro. Tlaxcala, Ciudad Juárez, y  D. F., se llevo a cabo el encuentro con alumnos de los planteles.


Interviniendo Horizontes
Llevar la poesía directamente al salón de clases y acercar a los jóvenes a  la lectura y   al interés por escribir.
Con la exposición de algunos de sus poemas y fotografías los poetas interactuaron con los alumnos, quienes mostraron un interés autentico, realizando preguntas acerca de  la exposición, dando además su punto de vista ,  algunos incluso  compartiendo sus pensamientos escritos.



Hombres de la Poesía
Al filo de 15:30 horas en  “Torratos café Gourmet” se llevó a cabo el evento “Hombres en la poesía” con la participación de Alejandro Ipatzi de Tlaxcala , Wulfrano Arturo Luna del D.F. y Jacobo Mina de Nuevo Laredo. Con la presentación  de los dos últimos títulos publicados por ediciones “El perro”: “ixtab” de  Ramón Javier Ayala y “noches Pálidas” de Abraham Rendón, Alejandro Ipatzi nos platicó de la editorial    a su cargo. Wulfrano Arturo Luna  nos compartió  brevemente el surgimiento y las actividades de su colectivo, desde sus inicios en Xalapa hasta la publicación de la revista “Abiert@” y el libro “Memoria 1” del colectivo “Adictas a la poesía”, Jacobo Mina compartió el trabajo de su colectivo “Cien años de soledad”, nos platicó el inicio de su taller y la necesidad de crear su medio de publicación, y de cómo esto los llevó a crear una revista llamada “La mina de palabras” la cual llega al número 50, después de organizar dos encuentros de literatura deciden publicar su libro, lo que no estuvo exento de muchas dificultades, contaron con la ayuda parcial del municipio de Nuevo Laredo, es así como se imprime  “Buscadores de Sueños” del cual nos compartió algunos poemas.
Con la lectura de algunos poemas de los participantes (“Tragedia”,”Amar en el mar”/Ipatzi- “Esperar”,”Yo no espero “/Wulfrano A. Luna,-“Danza de saraguatos caminando desde una esquina junto al puente”/Mina)  concluyó esta presentación que contó con la conducción de Lorena Illoldi.



Vecinos del mar

Al filo de las 18:30 hrs. Tuve el privilegio de presenciar en el Centro de Excelencia de la Universidad Autónoma  de Tamaulipas la lectura de trabajos de poetas del sur de Tamaulipas: Martha Izaguirre, Diana Zamora y Sandra Ruth Sosa, donde escuché con gran interés los poemas del libro “No mires el Reloj”: “Cuento de Hadas”, “Sonata de los ojos viejos”, “Finitud”, “Imploración”, “¿Alguien quiere esa fortuna?”.



La Isla de tus ojos, Mujeres de la Poesía Cubana en el Siglo Nuevo
La poeta y directora de este proyecto, Celeste Alba Iris, presentó el nuevo portal electrónico “La Isla de tus Ojos, Mujeres de la Poesía Cubana en el Siglo Nuevo”, un espacio donde coinciden distintas generaciones de mujeres poetas, testimonio de las voces femeninas vigentes dentro y fuera de la isla.

Difusión de las letras escritas por mujeres en este punto del caribe, las diferentes provincias insulares de la isla, con el fin de conformar una visión panorámica que descentralice pero sobre todo que incluya y coloque a poetas en una misma perspectiva de alcance.




Tarot poético

La Poeta Lucía Mendoza Cano, nos platicó como nace esta ingeniosa actividad llamada “Tarot Poético”, realizando una sesión que contó con la participación de los asistentes al encuentro.






Recital “La Nueva  Canción del norte”

El recital a cargo de Eli Isaí,  Poeta y músico chihuahuense, hizo de la tarde del sábado, una experiencia muy interesante, con su interpretación  nos muestra un panorama del movimiento de vanguardia de la canción norteña, con letras ingeniosas  y muy inteligentes  nos transportó a un momento muy especial en este encuentro.





domingo, 16 de junio de 2013

INTERVENDRÁN


ARTURO CASTILLO ALVA

Tampico, Tamaulipas. (1946)



Nací en Tampico, en julio de 1946, aunque no sea cierto; cuando recién terminaba una guerra y el mundo hedía con cuarenta millones de cadáveres, dijo mamá sonriendo. En diversos géneros he publicado nueve libros pero, a cambio, he sido obrero durante 27 años, lo que de alguna manera un poco lo justifica. Nunca tuve claro de qué estaba escribiendo pero, de haberlo sabido, no lo habría dicho con tal de no parecer obvio y pedante. Ahora me recuesto en la hamaca de la vejez –cae la tarde-, y espero. Es decir: continúo esperando.”Arturo Castillo Alva
                                               

Premio Nacional de Cuento Efrén Hernández 1996. Gobierno del Estado de Guanajuato, Universidad Iberoamericana.
Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde 1995. Universidad Autónoma de Zacatecas.
Premio Nacional Obra de Teatro 1992. Gobierno del Estado de Baja California, INBA, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
Premio Estatal de Dramaturgia 1988. Gobierno del Estado de Tamaulipas, INBA, Programa Cultural de las Fronteras.
Premio Estatal de Poesía 1986. Gobierno del Estado de Tamaulipas, INBA, Programa Cultural de las Fronteras.
Premio Nacional Efraín Huerta 1984 Categoría de Cuento. Ayuntamiento de Tampico, Tam.
“Creador Emérito” por el Gobierno del Estado de Tamaulipas en 2001.

Alguna de su obra personal es: En todos estos años (Poesía, 1984); Fragmentos rescatados del más grande poema tampiqueño jamás escrito –y otros fragmentos- (Poesía, 1986); Uno de elefantes, Aquí bailando, La fórmula secreta (Teatro, 1990); La fuerza divina (Teatro, 1994); Años sin viento (Poesía, 1996); Años más años menos (Antología poética, 1998); Los días perdidos –y otras pérdidas- (Ensayo y crónica, 2002); Días de amor –y otros olvidos- (Relato, 2004); Un día de estos (Colaboraciones Periodísticas, 2006).

sábado, 15 de junio de 2013

JACOBO MINA


México, D.F. (1967)
Reside actualmente en Nuevo Laredo


“Inconforme con todo, nada debe permanecer estático, todo debe cambiar. Busca la palabra perfecta, aquella que pueda decir todo y a la vez no diga nada Carga el peso de un par de premios nacionales de poesía y otras tantas menciones honoríficas. No le gusta presumir de lo que no tiene, se considera más escritor que mercadólogo, por eso de que ciertos escritores neolaredenses que cuando reciben una mención honorífica la ponen en su curriculum como concursos ganados o premios recibidos. Sus mejores poemas son los que va a escribir. La mejor definición sería que es reaccionario, provocador e irreverente, y más que nada un poeta en constante y perenne construcción.”  Jacobo Mina



Premio nacional de literatura y artes gráficas “El Búho 2000”, Premio nacional de poesía “Juegos Florales Toluca 2000”, mención honorífica extraordinaria “V Premio internacional de poesía Pellicer- Frost”, mención honorífica “, Premio nacional de poesía “Ignacio M. Altamirano 2004”, Premio estatal para publicación de obra escrita “Tamaulipas 2010”.

Publicaciones: “Terminal Laredo” (2010), Gobierno de Tamaulipas, “Palabras desde adentro” (2004), compilador, municipio de Nuevo Laredo. “Palabras desde adentro 2” (2010), compilador, municipio de Nuevo Laredo. “Buscadores de sueños” (2013), compilador, Editorial Circo Literario
Actualmente se desempeña como coordinador del taller literario de Estación Palabra. Participante del Colectivo literario “100 años de soledad”



viernes, 14 de junio de 2013

ERIKA SAID IZAGUIRRE

Ciudad Madero. (1985) 


“Escribo compulsivamente porque soy una máquina de hablar, y como a veces no tengo con quién hablar, escribo lo que (no) me callo: cuentos -somos fragmentos de ficción-, poesía -el lenguaje coloquial está lleno de metáforas-, cartas -mis amigos viven lejos-, ensayos –mis debrayes puestos en papel-, insultos -me preocupa el sistema en que vivimos-. Como mujer, siento la obligación de reivindicar a las que tuvieron que callar en épocas pasadas, y de hacer honor a las que se atrevieron a hablar: por ellas soy un alma libre, una gritona, una guerrera.” Ericka Said Izaguirre


Estudió la Licenciatura en Letras Españolas en la Universidad Autónoma de Chihuahua y es candidata a la Maestría de Artes en Español por la Universidad de Texas, San Antonio. Ganó el primer lugar en el concurso “Letras en el Estuario” y mención honorífica en el Concurso de Cuento “Rosa de Castaño”. 
Expuso poemas en la exhibición de plástica y poesía “Mírame Bien” en la UNAM-San Antonio. Su obra aparece en revistas y libros, tales como las antologías “Cuentos del Sótano” (México D.F., 2012), “Along the river II: Voices from the Rio Grande Valley” (McAllen, 2012), “El infierno es una caricia” (México D.F., 2011), “Grito de mujer: poesía rebelde” (México D.F. 2011), “México lindo y querido” (Monterrey, 2011) y “Aquella voz que germina: retrospectiva de la poesía tamaulipeca” (Tamaulipas, 2010).

jueves, 13 de junio de 2013

ALEJANDRO IPATZI

Chiautempan, Tlaxcala. (1975)



Tengo mi ombligo enterrado en el tlecuil de casa. Soy escritor, promotor cultural y artista visual. Hago poesía y narrativa de la misma manera que disfruto el cine y la música. Escribir es para mi un acto que debería ser cotidiano pero que al ser reservado para momentos de epifanías, se eleva a un estatus diferente. Soy pues, un hombre que en el arte, encuentra el sentido a la existencia.”


Primer lugar en el Concurso Estatal Beatriz Espejo 2007.
Tercer lugar nacional concurso de cuento de ciencia ficción.revista Conozca Más, 2004. Primer lugar de cuento RENAJI 2009.
Ha publicado el poemario “Del olvido y otras fiestas” con Ediciones El Perro, 2007. Integran su obra también: “La saga de Kortatu” (El sol de Tlaxcala, 1999-2000), “SESOLETRAOBTUSA I y II” (Ed. Panal de Orquídeas 1999 y 2000), “Mi corazón es el pie derecho de un animal” (ITC, colección Letra Plástica, 2003), “Para detener la guerra” (Ediciones El Perro, 2003), “Postales de Tlaxcala” (Vitaminas A.C., 2007), y “Ahora que somos tantos”, entre otros. 

ARMINÉ ARJONA

Ciudad Juárez, Chihuahua. (1958).



"Soy una diva…gada, soy demente abierta,

Soy más corriente que común, soy una mujer

Extra-ordinaria, soy  una mujer chupada a la

antigua, soy más jocosa que cojosa, soy mara/

biliosa, soy bella…ca." Arminé Arjona.




Es médico acupunturista, escribe poesía y cuento. 
Ha publicado en diversas revistas nacionales e internacionales. 
Su trabajo ha sido incluido en varias antologías, tanto de poesía como de narrativa.
El libro Delicuentos, de su autoría, ha sido elegido como libro de texto en diversas preparatorias y universidades locales y foráneas, como la Universidad de Alpine, Texas, y la Escuela de Antropología de la INAH en México, D.F.

CARMEN AMATO TEJEDA


Aguascalientes, Aguascalientes. (1952)


“Nací en una ciudad húmeda y cálida justo cuando partía el verano. Llegué a vivir a la frontera mucho antes que el río grande y bravo que demarcaba el límite se volviera “pequeño” y “manso”. Me gustan las palabras, las imágenes y lo que existe en medio de ellas, me gustan los encuentros, vivirlos y propiciarlos, enseñar y aprender, observar, crear, transformar, intervenir, interactuar. Creo que la historia del Siglo XXI debemos escribirla entre todos, con párrafos pequeños diferenciados por el estilo personal, pero unificados por la experiencia del tiempo que nos toca vivir.” Carmen Amato    


Doctora en Literatura Hispanoamericana en la Universidad Estatal de Arizona (ASU). Coordinadora de múltiples eventos literarios y culturales. Ha publicado 7 poemarios: Hoy somos el silencio (Ayuntamiento de Ciudad Juárez 1992), Ciudad que se restaura (Ediciones Azar, 1996), El silencio que se hiela en la blancura de las hojas (Ayuntamiento de Ciudad Juárez 1997), El silencio de lo que cae (Coautorìa; Col. Ala del tigre, UNAM), Gestación de la luz (Chihuahua Arde Editoras, 2006), Estación Tempe. (Libro electrónico, mayo 2008),  Estación Tempe. (Izote Press, Los Ángeles, California, 2010),  y un libro de fotografía con poemas de Dolores Castro llamado Soy todo lo que  vuela (Universidad Autónoma de Aguascalientes, 2011) También aparece en diversas antologías nacionales. En 2010 fue distinguida con la presea Edmeé Álvarez como Chihuahuense Destacada en el área de Literatura, otorgada por el Congreso del Estado.