jueves, 1 de octubre de 2009

A veces los hilos de la vida... y más poemas







Alejandro Rosales Lugo



A veces los hilos de la vida
se mueven en silencio y van limando a las paredes para caer tras bambalinas
Somos títeres en las sombras que repiten otras sombras
no pensadas
Los hilos de los brazos y las piernas
Los hilos retorcidos en el corazón y en la cabeza
En los pies y en las manos mientras alguien en lo alto
hace el teatro del mundo.

A veces amigos, los hilos de la vida son negros
Se confunden con el sueño en lo negro de la noche
encerrada en las manos y en los ojos
que a silencios nos mueve
Y ríe de nosotros títeres de cabeza
con las piernas alzadas y los hombros caídos
y la boca sonando a calavera
Con el corazón de trapo o de madera
y con las palabras colgadas.

A veces los hilos de la vida se rompen
y nos mandan al taller a componer los brazos y las piernas
A limpiar el traje de noche
A bolear los zapatos y decorarnos la cara
A colocar de nuevo el corazón
y llenar de palabras la boca de madera
sin dinero en las bolsas de trapo
y el palo de vagabundo como ciegos en un paisaje de cortinas
y la gente que aplaude la velada
no sabe que somos de madera y de alambre
decorados en porcelana y tinta china
con un corazón de amor que busca otra madera
por la música del alma
por boca del que anima y que mueve sus manos en lo alto
entre las sombras
con los hilos de la vida
que a veces en verdad no vale nada.


“El dulce anhelo del amor que guardo Tal vez inquieto y con mortal recelo”
José de Espronceda y Delgado

Entiende mi mirada que mira y adivina
la sombra de los árboles en los caminos del alba
Mira la mirada que siente y que toca
de los pies a la cabeza
de tus ojos a tu boca tiende esta mirada
que juega y que provoca a tu boca con mi boca.

Ahora mi mirada se esconde con la tuya
quiere mirar tu alma tu sonrisa por tus ojos
y recorre como sombra el paisaje de tu espalda
Las laderas de tus piernas y el estambre de tu pubis
Como rosa de los vientos a ras sobre tu cuerpo
La mirada que vuela como pájaro hacia el nido
Entre los pechos vivos que amamantan a la vida
¡Que hermosa tu mirada con la mía prendida
Como tus ojos de lágrimas como si fueran estrellas!

Y debajo del paisaje en que tu cuerpo reposa
Se refugia mi sombra entre tu espalda y tus piernas
Y con tu pelo vuela el viento de la tarde
Que el sol dibuja tu boca entre mis manos y boca
La golondrina en viaje a tu corazón mi niña
Como la niña de Dios que entre sus ojos nos toca.



Cuerpo


Sigo a tu cuerpo que reposa en el mío
La serenidad del mar bajo la luna
Un espejo de peces nocturnos que pasan
Por nuestras bocas que van de mar a amar
Las olas que viajan y que dicen adiós
A nuestros ojos de amor
La miel de la luna que babea
Por tus labios amarillos los rojos carmesí
Azul la luna toda babeando entre mis labios
Tocando los dos lo prohibido.

Ensalada de fruta arrancada del cielo
Espejo de agua tu cuerpo y el mío
Sombras empalmadas
Iluminadas por una luna erótica.


Dame la luz esta mañana
de quiebres de sombras en las hojas
Y en las rejas del pasillo de mi casa encierra esta alegría
de silbidos y trinos de pájaros en carnaval vestidos
en el azul añil del cielo
Y en los ojos inventados por las sombras
dame amor esta luz que Dios guarda por nosotros
en un silencio roto por tus besos y por los pájaros
que revoletean mis sueños.

Dame esta noche las estrellas
botones de la casa entre las rejas
La noche que prende con la luna
sombras que caminan por mi almohada
los sueños de los pájaros dormidos.

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