Eso es estar vivo:
mirar desde la infancia un mundo que no entiendes
y después de los veinte y luego a los cuarenta
seguir sin entenderlo
Andar sin rumbo fijo los días los silencios
los dioses las historias
en busca de ti mismo
Resguardar sin pudor
la parte más ingenua de ti y de los tuyos
Acercarte seguro
de tus pies y de tu alma
al filo del abismo
Apurar el futuro
Vivir de los recuerdos
Celebrar las auroras cada vez que regresas
del mundo de los muertos
Y saber que en la sombra
muy cerca de tus pasos
el olvido te acecha
No es mi sueño viajar por el mundo
hablar cinco idiomas
o ganar la lotería
Nunca soñé un harem privado
escribir diez libros
o vivir cien años
Mis razones para ser feliz son más sencillas:
ir cada domingo cuando menos con mi madre
y saber que está viva
cantar con mi mujer con mis hijos
y saber que también ellos están vivos
caminar de noche a solas sin un plan determinado
y de ser posible
convertir el insomnio en letras
Puede ser que para muchos
mi filosofía recuerde la fábula de Esopo:
aquella del zorro que no alcanzó las uvas
y luego dijo con desprecio
al fin que están amargas
Puede ser
Pero nunca pasó por mi mente
tener servidumbre a mis órdenes
caminar por una alfombra roja
o ser besado por los dioses
Yo he preferido una vida sencilla:
seis o siete amigos
tres hermanos
y un cuarto de mi casa lleno de libros
dos árboles
una guitarra
un perro
y todas las mañanas
para despertar
un beso
nada más
pero nada menos
Julia pasa por la vida sin llamar la atención
camina de prisa
es diligente
cree en Dios
Sin que nadie se lo diga
aunque nadie la vea
hace lo que debe hacer
y sólo si es necesario
dice dos o tres palabras
yo pienso que por eso
nunca se mete en problemas
ya se sabe que hablar de más
nunca trae buenas ganancias
Si es feliz no lo sabemos
Si anda triste menos
Nunca se queja del mundo
y de ningún festejo hace alharaca
Julia va por la vida en silencio
de ahí que
un buenos días o un hasta luego
venidos de sus labios
sean un tesoro
Algunas veces he pensado:
ojalá yo fuera como ella
pero ese es otro cantar:
quizás mi mayor defecto
sea decir lo que pienso
Por ahora
estas letras son para Julia
esa menuda mujer
que pasa por la vida
sin hacer aspavientos
Lugar común son mis ojos rodando por el suelo
un gajo de luna
disnea de madrugada
desierto mi pecho y manantial de lágrimas
la cola de un dragón irrumpiendo en mis sueños
tú y yo desterrados del insomnio
tus labios tremulantes
y yo buscando a tientas
como mueren los ciegos
Me es común el desvelo sin causa justificante
los libros
el miedo a morir
las cervezas
un auto a media noche perdido en la ciudad
la culpa de los antros
lo solo de las plazas
lo terco de la lluvia –y todavía no es mayo
en tarde en llamaradas
la angustia de no ser horizonte
ahí cerca del júbilo
la nube salitrosa que me arde en los ojos
en viento enloquecido
la incontenible urgencia de ser un papalote
Me resulta ordinario
caminar por la línea
que separa a los cuerdos de los desquiciados
y saber
que es una cuerda floja
en lo más alto del circo
y sin red protectora
Quizás porque no soy
un hombre memorable
he concluido que así está bien
nací en anonimato
crecí desconocido
y es seguro que anónimo habré de morir
está bien así
digo sin atisbo de rencor:
mi vida no es otra cosa
sino un lugar común
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